Huelga feminista #8M

Mañana 8 de marzo, será el día de la mujer y con él saltará a las calles, más que nunca, la revolución feminista. 

Foto: feministas.org
El feminismo es un discurso político que se basa en la justicia. El feminismo es una teoría y práctica política articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad. Partiendo de esa realidad, el feminismo se articula como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento social. (Nuria Varela. Feminismo para principiantes. Ediciones B, Barcelona, 2008) (1)
Queda por lo tanto claro, desde un primer momento, que no podemos poner a un mismo nivel el concepto de machismo y el de feminismo. No son comparables, puesto que no tienen el mismo objetivo ni fin.
Pero si no somos de creer en las teorías feministas, por aquello de: «claro, qué van a decir ellas!», o sencillamente queremos ir a lo "fiable", no tenemos más que mirar lo que nos dice la Real Academia Española (RAE), la cual define el machismo como: «nombre masculino. Actitud o manera de pensar de quien sostiene que el hombre es por naturaleza superior a la mujer.»
Y el feminismo como: «nombre masculino. 1. Doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.»
Por lo tanto, ahora sí que no hay excusa para luchar y declararse feminista, si nuestro objetivo es el de la igualdad entre hombres y mujeres. Una igualdad real, tanto en la teoría como en la práctica.

Estos días ha saltado a la palestra un debate feroz sobre el feminismo, sobre todo en las redes sociales, donde es ya demasiado habitual que el anonimato sea una excusa para sacar la hienas que algunos/as tienen albergados/as en la garganta. He podido leer opiniones de todo tipo, algunas más acertadas que otras, bajo mi punto de vista, claro está. Pero esta entrada no es para dar mi visión sobre las batallas campales de Twitter —aunque hayan servido en parte como excusa para escribir éste post—, sino para dar mi opinión sobre la situación de la mujer en la sociedad actual, sobre el feminismo y sobre el género masculino, concretamente en su actitud versus(2) ésta filosofía política.

Foto: Espacio Abierto
La desigualdad y el maltrato hacía la mujer vienen dándose desde los anales de la historia y hoy en día todavía seguimos con esta lacra, con esta lucha. Desde la discriminación más sutil, hasta las restricciones más radicales, el feminicidio y el genocidio, pasando por la cosificación, el acoso y el abuso sexual, la violación, el uso sexista del lenguaje, la brecha salarial, el techo de cristal, los roles de género, los mitos románticos, la prostitución, la trata de mujeres, la violencia en todos sus niveles de la estructura social y un largo y agónico etcétera.
En las hemerotecas podemos encontrar un sinfín de noticias sobre la violación de los derechos de la mujer —al final de esta entrada podéis ver un pequeño compendio de ellas y si aún leyéndolas con atención, alguien sigue pensando que el feminismo es un sinsentido porque no es necesario, porque no hay discriminación hacia el género femenino, le recomiendo que lea la carta de los derechos humanos y entrene su sensibilidad—. Ejemplo tras ejemplo, se nos demuestra y evidencia que todavía hay mucho trabajo por hacer y que la lucha no sólo incumbe a la mujer, sino que el hombre tiene que ser también un agente activo, un pequeño caballo de Troya para entre los suyos.

Foto: imágenes google
La lucha feminista tiene que ser transversal. Lo que se necesita conseguir, entre otras cosas, es el interés del género masculino por la igualdad. Que los hombres pregunten.
La lucha feminista no se trata solamente de ir a las manifestaciones, sino de realizar cambios en la vida de cada uno (ámbito privado y público). Vosotros, hombres que me podéis estar leyendo ahora mismo, preguntad a las mujeres de vuestro alrededor, interesaos por aquello que estamos pasando, por cómo nos sentimos con vuestras actitudes machistas, tantas y tantas veces normalizadas, cuya importancia es la misma en todos los casos.
Por ejemplo, el uso no sexista del lenguaje, el cual muchos hombres creen que es una lucha nimia comparada con los feminicidios o la violaciones. Pues bien, tienen que saber que el lenguaje es el instrumento que utilizamos al pensar, luego ayuda a conformar nuestro pensamiento, ideas, conceptos y, por ende nuestros actos. Ser conscientes de esto y por lo tanto abogar por un uso no sexista del lenguaje, dar visibilidad cuando ocurra y pedagogía para evitarlo, es una de las claves para poder avanzar en una sociedad sana, en una sociedad igualitaria.
Por lo tanto, sí es un elemento importante y que hay que tener muy en cuenta. Trabajarlo desde niños/as es esencial, al igual que trabajar para desterrar los roles de género. Roles que marcan un camino estipulado, lleno de estereotipos, de discriminación hacía el género femenino y que marcan el desarrollo de esa menor hacía la edad adulta. Menores expuestas, de ese modo, a creencias como los mitos del amor romántico donde la mujer es la débil y frágil que tiene que ser protegida por una figura masculina. Y, por consiguiente, expuestas también a la violencia de género.

Foto: imágenes google
Cada vez hay más hombres interesados por el feminismo, hombres que se han dado cuenta de la posición de privilegio en la que están, la cual ha sido proporcionada única y exclusivamente gracias a los genitales con los que nacieron y por el respaldo de toda la estructura heteropatriarcal que conforma la sociedad. Aunque menos que las mujeres, también hay hombres víctimas del machismo, hombres que no responden a los roles de género, anteriormente mencionados, y por lo tanto al concepto de hombre estipulado. Un motivo más por el cual, el feminismo tiene que ser una lucha transversal.
No obstante, mucho me temo que todavía hace falta una gran implicación, comprensión de la realidad femenina y empatía. Hace falta callar y escuchar más. Que el hombre tome conciencia de lo que es para una mujer vivir en una sociedad machista. Que identifique los gestos y actitudes que hay que cambiar. Porque se trata de aprender, tomar conciencia y actuar en consecuencia.

A mí me han llegado a decir que no siga por el camino de la lucha feminista porque me voy a quemar(3), ya que es muy difícil cambiar las cosas. Bien, mi respuesta fue clara y concisa: «¿cómo me puedo quemar? ¿Cómo puedo dejar la lucha feminista, la lucha por la igualdad, por la recuperación de mis derechos?» Es mi deber estar al pie del cañón, como mujer, como trabajadora social, pues es MI LUCHA. Trabajar para conseguir la igualdad, desde los principios de la justicia social, la perspectiva de género, la sororidad, la pedagogía, la comunicación, desde la reivindicación, la visibilización, la información, el debate, el aprendizaje, el conocimiento.
Por todo ello, por ti, mañana pienso salir a la calle a formar parte de la huelga feminista, a gritar que la revolución continúa más fuerte que nunca. Que tú, hombre, si estás a favor de la igualdad lucha conmigo y serás bienvenido. Pero si no, no te interpongas en mi camino.




"El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente"  
(Simone de Beauvoir 1908-1986)


Foto: Women’s Day March, 1975Courtesy of See Red Women’s Workshop





Enlaces de interés:

- Feminicidio.net | Listado de feminicidios y otros asesinatos de mujeres cometidos por hombres en España en 2017

- ABC | Abusa sexualmente de su nieta y le suavizan la pena porque estaba dormida



(1) Nuria Varela, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, con un máster en Estudios Interdisciplinares de Género y máster en Género y Políticas de Igualdad entre Mujeres y Hombres, ambos por la Universidad Rey Juan Carlos.
(2) Véase la acepción original, procedente del latín. 
(3) Forma coloquial de referirse al desgaste mental y emocional. 




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Sobre mi

Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Barcelona. Hace unos años decidí explorar el ámbito social desde otra perspectiva, obteniendo así el certificado de profesionalidad como auxiliar sociosanitaria de atención domiciliaria, y recientemente el certificado como mediadora comunitaria. Dichas experiencias, han hecho que se afiancen en mí actitudes y valores que promuevan y luchen por los derechos básicos y fundamentales de las personas, ya sea a nivel individual como comunitario. Ésta lleva siendo una batalla histórica y a día de hoy todavía por conquistar. ¿Me acompañas en esta lucha?

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