Salud Mental en una sociedad capitalista

Lo prometido es deuda, os comenté en la entrada de «Salud mental y ansiedad», que hablaría sobre la relación entre el sistema de vida actual y la salud mental. Pues bien, el día ha llegado.

«Con ahínco han tratado de curar enfermedades mentales como si fueran enfermedades físicas, a través de la "buena medicina", sin pensar en los factores sociales que causan o contribuyen a algunos trastornos mentales. En los últimos 20 años, la prescripción de medicamentos psicotrópicos para tratar las enfermedades mentales, particularmente los antidepresivos, se ha disparado en todo el mundo.»  Alonso. Mª F.  (2019, 6 de agosto) La justicia social es más importante para la salud mental que la terapia y la medicación. Psyciencia
Querría empezar la entrada con éste párrafo que parece muy certero al igual que buena introducción para lo que voy a exponer a continuación.
Hace años que estamos inmersos en un sistema capitalista neoliberal, aunque de neo tiene poco ya, porque no es nada nuevo. Aún así se va renovando junto con los avances que van surgiendo a nuestro alrededor. No sabría decir si hoy en día es más feroz que hace 10 o 20 años, pues el contexto social es también diferente. Todo cambia con demasiada celeridad, tanto, que muchas veces nos cuesta coger el ritmo. Es una sociedad donde está impuesta una obsolescencia programada asumida por casi el conjunto de la sociedad, parece que eso no solo afecta a los aparatos electrónicos y tecnológicos, sino también a las personas.

«Aquí se buscan personas útiles y productivas, si usted no es así, por favor, abstengase porque no nos interesa»
Éste podría ser perfectamente el lema del siglo XXI. Vales lo que produces, vales lo que trabajas, vales lo que aportas a la economía neoliberal, es decir, vales lo que consumes.
¿Pero qué entendemos por producir, trabajar y aportar?



Como decimos los catalanes, esto es el "pal de paller", es decir, uno de los puntos centrales de la cuestión.
No sé si es algo cultural, o endémico del sistema económico y político acutal, pero si no estás en un trabajo ordinario, resulta que ni aportas a la sociedad, ni produces. Cuando digo ordinario, me refiero a un trabajo que se lleve a cabo en una empresa; Los centros especiales de trabajo (CET) también se consideran productores aunque no ordinarios, no obstante este tema daría para rato, ya que el objetivo principal de un CET no debe ser el de producir como una empresa ordinaria, es decir no con los mismos estándares productivos. Uno de sus objetivos es el de integración laboral para personas con un grado de discapacidad, del mismo modo que una remuneración por dicho trabajo (remuneración, por otra parte, alejada de poder permitirles tener una vida autónoma e independiente) . Pero por desgracia, y como consecuencia de esa mentalidad capitalista de la que estamos hablando, poco a poco los CET se van acercando a una perversión de sus origines, conviertindose así en una empresa más. Una empresa donde, cada vez más, tiene poco presente las necesidades de su plantilla.

Pero dejando a parte este pequeño inciso y volviendo al tema de estar o no en un trabajo ordinario, tengo la sensación de que si no lo estás, si no produces, entonces eres transparente para la sociedad. Rectifico, no es que seas transparente, es que directamente eres un problema, un bug para el sistema.
No aportas a la economía (no consumes todo lo que se espera de ti), según los parametros capitalistas, claro está. Pero, por el contrario, ellos detectan que haces uso del sistema y por lo tanto te conviertes en un gasto para él.

Hay personas con trastornos de salud mental que no pueden acceder al circuito ordinario de empleo, ya sea porque su condición se lo impide, objetivamente hablando, o porque el sistema laboral ni los contempla.
¿Pero eso implica, necesariamente, que esa persona sea incapaz de aportar a la comunidad?
Aportar es ofrecer algo de valor a la sociedad, y eso pasa desde un trabajo ordinario, hasta una charla de concienciación, activismo o ayudar a personas que lo necesitan.
Y yo me pregunto, ¿cómo se supone que una persona con trastorno de salud mental y/o cualquier discapacidad, puede introducirse en el circuito productivo ordianario?. Si hoy en día, todavia, los problemas de salud mental están estigmatizados, cuando se cree que será más un gasto y estorbo que un beneficio para la empresa. Cuando todavía nos tenemos que regir por esa obligación del 20% de plazas reservadas para personas con un certificado de discapacidad, o beneficios fiscales a las empresas por el mero hecho de contratarlas.
¿Qué se supone que estamos promoviendo aquí, valor humano y valor añadido al individuo, o la reafirmación de la concepción estigmatizada que se tiene de él, al igual que la cronificacíón de su precariedad?
Cuando se contraten personas con discapacidad sin ningún tipo de obligación y/o contraprestación a las empresas, habremos realizado un paso muy importante como sociedad, un paso hacia la inclusión e igualdad real.

Pero, ah, la realidad. Cuando nos damos de burces con ella, y por lo tanto estamos ante esta situación de precariedad y dificultad laboral, podemos observar que las personas con un trastorno de salud mental , se ven abocadas a una posición de más vulnerabilidad, tanto económica como sanitaria y el trastorno puede verse agrabado. Es la pescadilla que se muerde la cola.

Entonces, llegados a este punto, ¿qué podemos hacer o qué nos podemos plantear para evitar que las personas con discapacidad, en general y con trastorno de salud mental en particular, no se encuentren en una situación de exclusión social y/o pobreza?
Bajo mi punto de vista hay dos caminos centrales. El principal sería presionar el sistema en el que estamos y que aborde adecuadamente la situación y abogue seria y eficazmente por la justicia social.
Y paralelamente lucharía por la implantaicón de una renta básica universal.

«La renta básica universal es un ingreso universal que se concibe como derecho de ciudadanía y se percibe por el mero hecho de existir, sin distinciones. No comporta una contraposición alguna ni está condicionada. Es como se afirma desde la Red Renta Básica, una herramienta de empoderamiento vertebrada en torno a la idea de libertad. Nos ubica, por lo tanto, ante un modelo de sociedad radicalmente diferente; entre otras razones porque desvincular los ingresos de la ocupación es revolucionario y comporta reaprender nuestra identidad y nuestra participación en la vida comunitaria. Redibuja los escenarios de poder otorgando autonomía y capacidad de decisión a las personas y puede contribuir a la lucha contra la pobreza desde un paradigma más transformador, menos asistencialista.» Fuertes.S  (2019, 23 de agosto) Artículo de opinión. El Periódico 
Poder asegurar un ingreso económico de manera universal sería un impulso muy importante, como se apunta en el artículo, para que la comunidad que está excluida del sistema actual, pueda reivindicar y luchar por sus derechos sin tener que anteponer su sustento a ello. Sería un giro de 180º para la sociedad en general, ya que con el tiempo estoy segura que el sistema se tendría que acabar adaptando a las personas y su idiosincracia y no al revés, como sucede actualmente. Todo ello tendría una repercusión sin precedentes, a su vez, en la calidad de vida de las personas y en su salud mental. Porque no olvidemos que somos seres biopsicosociales.

Pero...
¿Está el sistema capitalista dispuesto a ese cambio de roles?
¿Está la sociedad dispuesta a luchar para que eso suceda?


Decidme qué opináis al respecto, porque a veces cuando más se reflexiona más dudas aparecen.









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Sobre mi

Diplomada en Trabajo Social por la Universidad de Barcelona. Hace unos años decidí explorar el ámbito social desde otra perspectiva, obteniendo así el certificado de profesionalidad como auxiliar sociosanitaria de atención domiciliaria, y recientemente el certificado como mediadora comunitaria. Dichas experiencias, han hecho que se afiancen en mí actitudes y valores que promuevan y luchen por los derechos básicos y fundamentales de las personas, ya sea a nivel individual como comunitario. Ésta lleva siendo una batalla histórica y a día de hoy todavía por conquistar. ¿Me acompañas en esta lucha?

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